LAS HERMANAS ANSIEDAD Y ANGUSTIA


He escogido como un tema interesante la ansiedad, puesto que todos tarde o temprano, pasamos por estar en contacto, con una situación que nuestra mente detecta como un peligro. Esta amenaza externa provoca que nos sintamos tensos, o con la sensación de que caemos hacia un abismo. Nuestro corazón se desboca, percibimos sudoración, temblor, mareo, presentimientos negativos, dificultad de atención y un sinfín de sensaciones que nos llevan al límite.


LAS HERMANAS CRUELES DEL CUENTO


 



La angustia, hermana del miedo

A diferencia del miedo, que nace ante un estímulo externo —una amenaza visible, un peligro concreto—, la angustia surge desde las profundidades de la interioridad psíquica.
No necesita un enemigo que la provoque, porque habita en el alma, latente, silenciosa, como un eco antiguo que se despierta cuando la mente se desordena.

Podríamos decir que la ansiedad es la forma visible de esa angustia: la expresión que brota hacia afuera, tal vez para que puedas verla, reconocerla, incluso dialogar con ella.
La angustia, en cambio, permanece escondida, agazapada en los rincones de la conciencia, esperando ser percibida con el ojo interior: ese que no ve con pupilas, sino con presencia.
Quema, pero no se muestra; oprime, pero no grita. Y en su fuego se esconde, paradójicamente, una llamada a comprenderte mejor.

Vivimos una época sin precedentes.
Nunca antes la humanidad había habitado un escenario tan saturado de cambios vertiginosos, de impactos visuales y auditivos constantes, de información que golpea sin descanso nuestra sensibilidad.
Cada día estamos expuestos a un torrente de estímulos incomparable con cualquier otra etapa de la historia.
Y, sin embargo, en medio de ese ruido ensordecedor, la angustia sigue siendo un susurro interior…
un recordatorio de que aún necesitamos silencio para escucharnos,
y presencia para sanar.


LA GRAN MENTIRA

La crisis actual ha cambiado nuestra economía con la percepción real que el sistema nos fagotiza y nos convierte en autenticas marionetas. Nunca antes una sociedad como la nuestra a estado tan bien informada y por otro lado tan sarcásticamente manipulada.
Es como si nos encontrásemos luchando en un campo de batalla pero sin escuchar un solo disparo. Sin duda, esto puede generar un estado de fragilidad psíquica y de ansiedad
Piensa en que tu mente puede recibir un impacto emocional y después de evaluarlo y modularlo, ha de reparar las emociones que preceden a este estimulo. Cuanto mayor sea tu estrategia para reparar las emociones negativas mayor será la posibilidad de vencer a las dos hermanas crueles del cuento; la ansiedad y la angustia.

LA REPARACIÓN
⚔️ La espada del valor

Cuando notes que comienza la cascada de emociones negativas, ese es el momento exacto de empuñar la espada del valor.
No huyas.
Sumérgete en lo que sientes, empápate de ello… y empieza a separar lo real de lo imaginario.
La mente, confundida y asustada, necesita que la ayudes a ordenarse, que le devuelvas la claridad para poder comprender y resolver lo que sucede.

Sé consciente de que junto al problema vendrán recuerdos, asociaciones, voces del pasado…
Pero ahí es donde tu inteligencia emocional entra en juego: será tu brújula, tu aliada en el proceso de reparación.

En este primer tramo del camino estarás solo o sola, y por eso es fundamental que te detengas un instante para evaluar dónde estás y hacia dónde quieres ir.
Cada pensamiento negativo que detectes, transfórmalo en su opuesto: miedo en confianza, culpa en aprendizaje, debilidad en decisión.
Cuanta menos maleza mental mantengas, más rápido podrás abrir paso a la adaptación emocional positiva.

La reparación será más rápida cuanto más empeño y voluntad pongas en ella.
No esperes milagros sin movimiento: el cambio se construye con esfuerzo, pero también con ternura hacia uno mismo.

Imagina tu mente como una casa con varias habitaciones.
Cada problema habita en una de ellas.
No intentes ordenarlas todas a la vez: el caos solo se multiplica.
Empieza por una —la que más ruido haga—, ventílala, limpia el polvo de los pensamientos antiguos y deja que entre la luz.
Luego, cuando sientas que puedes, pasa a la siguiente.
Quizás un día tengas fuerzas para abrir varias puertas a la vez… pero no corras.
La calma es la forma más alta de valentía.

Y cuando aparezcan los pensamientos negativos, no los ignores: míralos de frente.
Son solo sombras proyectadas por tu mente.
Plántales cara y diles con firmeza:

“No sois reales. No me definís.”

Aprieta los puños si lo necesitas, siente tu cuerpo como un ancla.
Mira de frente al problema que te ha desestabilizado, y ve en busca de la mejor solución, no de la más rápida.

Porque cada vez que eliges el coraje por encima del miedo, una parte de ti se expande.
Y poco a poco, casi sin darte cuenta, tu espada del valor deja de pesar…
y comienza a brillar. 🌟

💧 Recuperación emocional

La recuperación emocional comienza cuando te atreves a mirar de frente lo que sientes, sin juzgarte y sin permitir que otros dicten tu estado interior.
Debes tener claros tus sentimientos, distinguirlos de lo que los demás proyectan sobre ti, y no dejar que las circunstancias momentáneas invadan el único espacio sagrado que te pertenece: tu mundo interior.

Piensa en ello con calma:
¿no es absurdo permitir que alguien o algo altere tu equilibrio emocional desde fuera?
Tu mente, tus emociones, tu calma… son territorio propio.

Aprende a adaptarte a la situación que te produce estrés, observando y comprendiendo cada emoción que surge.
Atiende, discrimina, regula.
No reprimas, pero tampoco te rindas ante el torbellino.

La clave está en convertirte en observador de tus propias reacciones,
en aprender a sostenerte sin perderte.
Solo así podrás transformar la tensión en claridad y el desorden en serenidad.


    Higiene emocional y claridad interior

    Impulsar la inteligencia emocional significa aprender a descartar los pensamientos negativos y los sentimientos irreales o dañinos que nos desestabilizan, para dejar espacio a los pensamientos positivos y los sentimientos nobles.

    Así como limpias tu casa o eliminas objetos que ya no usas, también debes hacerlo con tu interior emocional:
    sacudir la mente, ventilar el alma, retirar lo que pesa y ya no te sirve.
    Solo entonces podrá aparecer la claridad emocional, esa luz que te permite distinguir entre lo que eres y lo que simplemente arrastras.

    Ojalá en las escuelas se enseñara una asignatura llamada “Habilidad Emocional”, que ayudara a niños y adultos a entenderse, gestionarse y respetarse mejor.
    Pero parece que, como sociedad, preferimos mantenernos dispersos, anestesiados y psíquicamente frágiles, en lugar de educar en la fortaleza interior.


    🌸 Estrategias para una mente clara y un corazón fuerte

    1. Barre los pensamientos negativos y sustitúyelos por afirmaciones positivas. Hazlo cada día, como un acto de higiene mental.

    2. Conecta con tu estado emocional global. Identifica qué sientes y nómbralo sin miedo: lo que se nombra, se transforma.

    3. Diseña tu escudo mental. No te dejes arrastrar por la dispersión o el caos emocional de los demás.

    4. Recuerda: todo problema llega con la energía suficiente para resolverlo. Aprende a encontrar esa fuerza dentro de ti.

    5. No malgastes energía en lo que te resta vitalidad; inviértela en lo que te hace crecer y te eleva.

    6. Busca apoyo emocional y social. Compartir el peso lo vuelve más ligero.

    7. Rodéate de personas afines a tu camino espiritual. Te harán más fuerte, más estable y más luminoso.

    8. No evites el conflicto ni la situación estresante. Afróntala con serenidad y coraje: lo que enfrentas, se disuelve.

    9. Regula tus emociones. Cuanto mayor sea tu equilibrio interno, mayor será tu nivel de energía y vitalidad.

    10. Recuerda: quienes gestionan sus emociones negativas experimentan menos dolor corporal y menos dolencias.
      Cultiva tu cuerpo —muévete, respira, practica—: el cuerpo también es mente.

    11. Si te faltan herramientas, pide ayuda. Un buen psicólogo puede ofrecerte las claves para orientarte.

    12. Cuida tu mente. Cuida tu ser. Cuida tu cuerpo.
      Alimenta con conciencia cada parte de ti. ♥


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